Por Camila Nieto Hernéndez, concejala de Valparaíso
Los incendios en nuestra comuna han acompañado su desarrollo histórico. No parece casualidad que la primera compañía de bomberos del país haya sido fundada en Valparaíso. De alguna manera, los incendios son un rasgo que ha marcado la historia de este puerto desde su creación hasta los tiempos actuales. ¿Cómo nos hemos adaptado a esa circunstancia latente que cada verano nos pone en alerta?
En la última década han habido 5 incendios de magnitud, quedando en la retina nacional el megaincendio de 2014 que afectó a miles de personas. Debido a lo impactante de la situación, observamos que se movilizaron recursos desde el nivel central y se comenzó a hablar con intensidad de planes de reconstrucción y de políticas de prevención. ¿ Cómo ha evolucionado la manera en que abordamos estos siniestros?
Cuando hablamos de incendios no podemos sino abordarlo desde la prevención, la emergencia y la reconstrucción. En relación a la prevención inmediata, se han hecho esfuerzos por la Municipalidad de Valparaíso de mantener un Departamento de Emergencias que potencie el desmalezamiento y un modo de proceder que permita una mejor acción y reacción. Sin embargo creo que no ha sido suficiente la presencia del Poder Central y Regional, apoyando técnica y financieramente a la administración local en la implementación de políticas fuertes y consistentes. Urge un Plan de Prevención de Incendios que cuente con recursos suficientes y alto nivel de gestión.
Ahora bien, también es importante en el ámbito de la prevención hablar sobre la planificación urbana de la comuna. Hace falta un diseño actualizado que permita el crecimiento organizado de la ciudad, considerando los riesgos propios de este territorio. En este aspecto vamos llegando muy tarde, muestra de ello es el crecimiento cercano a la Pólvora que está teniendo la comuna, sin que se observen medidas de mitigación para los desastres.
En otras ocasiones he hablado de la importancia de la prevención, pero en esta oportunidad quiero centrarme en los procesos de reconstrucción, porque creo que la reparación y reorganización del territorio ya quemado podría ser la punta de lanza donde se vayan corrigiendo los problemas y creando las soluciones generales. Sin embargo, esta variante también ha perdido fuerza con el tiempo. Por ejemplo, el proceso de reconstrucción del incendio de 2017 mantiene una obra parada y tiene casos particulares cuya solución se ha complicado más de la cuenta. Especialmente preocupante es el proceso de reconstrucción del incendio del año 2019, ya que a más de 3 años de ocurrido el siniestro no se observa el cumplimiento de promesas de innovación, integridad y eficacia por parte de las autoridades locales y nacionales. Lamentablemente, tanto el poder central como la administración local han mostrado dificultades para actuar eficazmente. Ello genera que la debida reparación a las familias se aleje en el tiempo y no se pueda dejar atrás la difícil experiencia de ver como tu hogar se va entre las llamas.
Lamento que no se vea un aprendizaje institucional ni coordinación suficiente en los órganos competentes, pues no parecen haberse creado procedimientos y políticas claras para su activación, en el momento que ocurren los siniestros. Es como si nos tropezáramos una y otra vez con la misma piedra.
El año 2019, la Municipalidad había destinado su equipo de reconstrucción a otras funciones, mientras que SERVIU redujo a su máxima expresión al personal en este ámbito, señalando que también no tenían interés en mantener dicha oficina. Aunque sea difícil de creer, el último gran incendio nos encontró nuevamente desprevenidos. Y no debemos olvidar a las familias que todos los años pierden sus casas en incendios menores, donde el Estado simplemente no aborda la reconstrucción.
Considero imperante que se cree un espacio de trabajo de planificación urbana y de prevención de incendios, donde podamos construir, entre todas las partes, un camino claro de actuación, utilizando todas las herramientas que tiene el Estado. No podemos cambiar las circunstancias externas que nos rodean, pero sí podemos cambiar la forma en que nos adaptamos y reaccionamos. Podemos construir una ciudad contemporánea, atractiva y vanguardista. De alguna manera, siento que todo eso está en la esencia porteña. Pero para ello, primero tenemos que cambiar nuestra mentalidad y recordar los aprendizajes que se han forjado de la experiencia.